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A un tal Iván

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"Lo que destruimos son sólo piedras" (Mullah Omar)

 

Para decir verdad, no sé mucho de fútbol. Prácticamente nada. Le perdí la pista cuando la época dorada de Jorge Valdano en el Tenerife, pero estaba viendo páginas por ahí cuando tropecé con un chiste de lo más tonto: “¿Sabes por qué Estados Unidos odia al Madrid? Porque tienen un tal Iván”. Supuse que se referían a Zamorano, no a ti, Iván, por más homo-egocéntricus que yo también te considere (guiño). Pero así y todo, te dedicaré este artículo, porque vengo siguiendo de cerca esa relación de amor-odio que existe entre cierto blog, muy venido a menos, y tú. Ya luego entenderás la relación del chiste con todo esto.

 

Sabrás que ahora en el pueblo está de moda la frase “¡Hospital Ya!” Tú la habrás visto igual que yo, y quizás como yo, antes en la ReD que en la calle, porque seguramente algún cachorrillo ingenuo de entre tus contactos también tuvo la genial idea de colgar las fotos en el Facebook. Y la casualidad es que esa frase de moda se la han apropiado precisamente los del PSOE, como si los demás estuviéramos brincando en una pata sola por no tener hospital todavía. Y es que ya lo tuviéramos si hace unos años -cuando gobernaba precisamente el PSOE, ahora de lo más amnésico- no hubiesen destinado a hospital un terreno que era arma de dos filos porque sabían perfectamente que para estadio olímpico podría estar bien pero imagínense para llegar hasta allá abajo en una ambulancia cuando la carretera está en un plano inclinado cuyo ángulo está más tirando a recto que a agudo. Por eso ahora la carretera parece una serpiente –por lo menos, si no de otra cosa, nos enfermaremos de mareo yendo para el hospital- y evidentemente con esta vía se han duplicado los costes del planteamiento inicial, aparte de que ni la zona estaba urbanizada, ni tenía saneamiento, ni depuradora y faltaba una parte de terreno para ubicar el centro de discapacitados y un montón de cosas que ya nadie recuerda.

 

Y ha sido gracias a esa “humilde” pancarta de vinilo de los socialistas que tanto nos recuerda a aquella despilfarradora campaña de 2007 que todo el pueblo se ha movilizado, aprovechando que dicha pancarta está en una de las principales arterias de la ciudad donde los chicos se arrastran por San Andrés y ya que la mayoría de la población tiene que pasarse por la oficina de empleo por aquello de que hay crisis y la gente va perdiendo sus puestos de trabajo. Así ya la ha visto todo el mundo y gracias a ellos todos los partidos han despertado y se han puesto a trabajar para que el hospital sea una realidad.

 

Ay, Iván… ¿Y a qué venía esto? ¡Ah, sí! El otro día en ese blog venido a menos que tú sabes se publicó para ilustrar una de esas… “noticias” una foto propiedad del gabinete de prensa del ayuntamiento, sacada con la pobre Olympus que tanto ajetreo tiene de un par de años para acá. El pie de esa foto que mostraban como si fuera sacada por quienes redactan el susodicho blog decía Diego y sus talibanas visitando las obras del hospital del Norte”. En la foto se veía al alcalde con mis dos compañeras concejalas de CC. Luego en otra edición de dicho blog  –que no se diga que no “busco la verdad para hacerme más libre” (¡Cómo me suena el eslogan al “Arbeit macht frei” de los campos de concentración de los nazis!)- decía “Más cositas de la talibana más grande que tiene Diego en su grupo de gobierno”; y en otra edición “con la connivencia de Mercedes Vera y su mano derecha, un puño de hierro sin guante de seda, Dulce, las dos talibanas más extremas de CC en el Ayuntamiento”; y en otra edición “una de las que más se tambalea es en quien se apoyan todos estos, especialmente la más talibana de todo el equipo, Mercedes Vera”. Y así el uso del término “talibana” prolifera hasta la náusea. Creo que se llama “déficit léxico”. Bueno, no lo creo. Lo afirmo, que para eso soy lingüista.

 

Dicen que por la boca muere el pez, y una de las cosas que se deducen de este refrán es que cuando uno no entiende los significados de las cosas a veces es mejor que se calle y no ande por ahí haciendo el ridículo y, por creerse simpático, ir dispersando su ignorancia entre aquellos que creen a pie juntillas lo que leen dándole la categoría de dogma a lo que muchas veces no son más que meros chismes de los que destruyen la vida de las personas de forma irreparable (véase, por ejemplo, el caso del padrastro de la pobre Aitana y el linchamiento que alegremente le propinaron los medios de comunicación ávidos de morbo, e incluso siendo considerados bastante más serios que este blog que ahora nos ocupa. Yo particularmente estoy esperando con los titulares en la mano las rectificaciones de los mismos que todavía se hacen esperar). A veces resolver estos enigmas es cuestión simplemente consultar un diccionario (para este caso poco recomendable, por cierto) o tener un poco de conocimiento cultural para evitar ridículos semejantes.

 

Tiene gracia, querido Iván, cómo ese blog, probablemente escrito por lo que llaman una cabeza caliente, la cual seguro en su vida ni ha pisado mi pueblo ni sabe en qué lugar de las antípodas se encuentra, usa indistintamente la palabra “talibán” para aplicarla indiscriminadamente a cualquier persona de Icod, en especial si se trata de nacionalistas o socialistas. ¿Será que acaso hay algún partido especial que lo tiene bien alimentado y por eso es intocable? Según esta mens sana, haciendo un ligero seguimiento hay talibanes entre los socialistas, que son los enemigos de Dorta, y también entre los nacionalistas, que son los que gobiernan el ayuntamiento, pero no todos y no sólo concejales, porque hay talibanes concejales y talibanes no concejales. El resto le es desconocido porque está claro que el soplón de turno no sabe tampoco nada más de los diferentes comités políticos y quienes redactan las noticias ni las contrastan ni parecen haber estado en este pueblo en toda su vida. Por lo tanto, doble ignorancia por hacer caso a ignorantes. Lo que sí se deduce fácilmente es que en las filas del PSOE hay un topo con poca ética. En ese caso, me alegro. Así nos enteramos todos de esas cosillas que tanto nos gusta leer a los morbosos, ¿no?

 

Todos los que tenemos una cierta edad conocemos los hechos históricos sucedidos en el planeta de ocho o diez años para acá, aunque sea de forma superficial. Todavía recuerdo aquella tarde del 11 de septiembre de 2001, al día siguiente del cumpleaños de Estéfany, que me encontraba en casa planchando y escuchando la tele, cuando vi el trompazo que se pegó un avión contra una de las torres gemelas del World Trade Center, y a continuación otro avión contra la otra. Ahí fue que abandoné la plancha como pésima ama de casa para sentarme dispuesta a ver en riguroso directo lo que parecía la mayor superproducción del cine mundial que haya parido Hollywood. A partir de entonces empezamos a oír hablar de un “talibán” con mayor insistencia.

 

Y no quisiera quedar como “talibana” de la perfección semántica pero sí echarle un poco de precisión al uso que alegremente hacen de este término en el blog del que estamos hablando. Según he hallado documentación a grandes rasgos googleando por ahí, la palabra “talibán” es el plural de la palabra árabe pashtún “talib”, que significa “estudiante”. Se trata entonces de varios grupos de estudiantes de las madrassas o escuelas coránicas de la frontera de Afganistán, dirigidas por mullah afganos o por los partidos fundamentalistas islámicos de Pakistán. Ser estudiante no es malo en principio. Los talibanes intentan con este nombre distanciarse de la política partidista de los muyahidin, considerándose como un movimiento para purificar la sociedad de una guerra de guerrillas descontrolada, un sistema social erróneo y un estilo de vida islámico que corría peligro debido a la corrupción y el exceso. El estudio del Corán, las enseñanzas de Mahoma y los aspectos básicos de la ley islámica junto con la guerra eran para estos estudiantes sin preparación en otras materias la ocupación a la que adaptarse. Estos talibanes creen, así pues, en la Jihad o guerra santa pero desprecian a quienes habían accedido al poder por considerarlos corruptos. (¿??) (Según esto, ¿entonces los corruptos son los gobernantes y los talibanes quienes así los consideran?)

 

Los objetivos de los talibanes parecen bastante nobles en principio, pero la cosa se volvió extrema y los extremos ya se sabe… Los dirigentes talibanes se formaron en los campos de refugiados de Pakistán, en tiempos de la invasión soviética, y allí recibieron el apoyo armamentístico norteamericano, el asesoramiento pakistaní y la financiación de los árabes saudíes y de los emiratos del golfo Pérsico y posteriormente, tras la retirada soviética, en 1996, lograron la victoria sobre Kabul, asesinando al presidente y a su hermano e implantando un régimen islámico severo. Estos guerrilleros fundamentalistas, que normalmente actúan como grupo y nunca toman decisiones de forma individual (¿??) , tenían como objetivo convertir la capital afgana en una “ciudad de Dios” mediante una serie de medidas de brutalidad evidente, sembrando la muerte indiscriminada entre los “infieles” que no sigan la ley coránica según su rígida e inhumana interpretación. Su declaración de propósitos, surgida de una reunión en Kandahar en 1993, se basa en imponer la Sharia o ley islámica y restaurar la paz. El Mullah Omar, su líder espiritual, es a la vez el encubridor de Osama bin Laden. Sin embargo no se produjo la paz, pues los diferentes grupos tribales, étnicos y religiosos se enzarzaron en múltiples conflictos, se radicalizaron los hábitos islámicos y la conducta fundamentalista.

 

Ya sé, amigo Iván, que en ningún momento he hablado del papel de las mujeres –o “talibanas”, como dirían los redactores de este blog al que me vengo refiriendo-, pues las mujeres de estos talibanes evidentemente no pueden ser objeto de definición en este caso, y la razón es sencillamente porque ni les está permitido acceder a los lugares públicos ni al estudio en universidades o escuelas, ni tienen derecho a trabajar fuera del hogar y mucho menos a ir a la guerra. Es más, deben ir cubiertas con un velo muy tupido, el famoso burka, y vestidas con chilaba, ¡que ni para apuntar con una escopeta y salir corriendo, las pobres! Muchas viudas, incluso con carrera, se vieron obligadas a mendigar para sostener a sus hijos o incluso a casarse con un pariente de su difunto para que sus hijos pudieran ser mano de obra gratuita en la nueva familia.

 

Quitando a un lado la polémica habida al principio con la Real Academia de si se debía usar “talibán” o “talibanes” para referirse al plural (puesto que esta segunda forma constituía una redundancia del plural), lo que ya parece haberse resuelto, en lo que  estoy de acuerdo es en que el uso de “talibana” como sustantivo femenino semánticamente es un disparate como la copa de un pino. Y me va a salir sin querer la feminista que todas llevamos dentro. La razón de lo que digo es que sencillamente las talibanas no existen. Los integristas musulmanes no permiten a las mujeres salir a la calle ni ocupar puestos de trabajo, cuanto menos militar entre sus filas y acudir a la guerra, por lo que creo que es una terrible falta de respeto usar ese término, ni siquiera de forma figurada y jocosa como lo hacen los redactores de ese blog, para denominar a mujeres con comportamientos terroristas como los que se le suponen a mis compañeras concejalas, cuando las mujeres afganas están pasando una verdadera barbarie por culpa de estos terroristas talibanes. Ya quisieran estas mujeres soñar con poder ser talibanas y hacer algo tan sencillo como vestirse con una minifalda y un casco de albañil y a cara descubierta acompañar al alcalde de Icod a ver las obras del hospital.

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Por lo tanto, no sé si llamar –con propiedad- “talibanes de la lengua”, como sinónimo de terroristas, a los de la cabeza caliente que, queriendo quedar graciositos, usan el sustantivo “talibana” para referirse a mis compañeras concejalas, exclusivamente de mi partido –supongo que, salvo por el chisme de aduladores ociosos con fijación hacia quienes no ceden a chantajes, por el simple desconocimiento, porque desde mi punto de vista somos bastante inofensivos en comparación con otros elementos más talibanes-.

 

Estas que llaman alegremente “talibanas” están a años luz de aquellas pobres afganas que sufren el régimen terrorista. Éstas son mujeres con bastante capacidad de movimiento –aunque a algunos esto les pueda causar terror- y pueden, sin problemas, enfundarse un casco de albañil para visitar las obras del hospital o asistir a donde les plazca y tienen derecho a estudiar carreras universitarias y a trabajar para sacar a sus hijos adelante. Y sobre todo no tienen que soportar esa lacra llamada “burka” –aunque a algunos parece molestarles que así sea y, por lo visto, nos prefieren hieráticas antes que podamos significar una majadería-. Así pues, la conducta de estos redactores me parece como poco una burla hacia esas pobres mujeres afganas presas de una situación terrorífica.

 

Por eso, amigo Iván, no se puede andar sobrevolando situaciones y, como el Mullah Omar, creyendo que lo que destruimos son sólo piedras, o reputaciones, que parece ser lo deseable por estos interpretadores de la realidad, sino que injustamente, creyendo estar por encima del bien y del mal y creyéndose muy graciosos, se burlan de las penalidades que sufren las mujeres de aquel país de integristas que usan el terror para hacerse valer, cuando toda la sociedad está concienciada de que tal sometimiento es una vejación hacia la mujer y un crimen abominable. Pero éstos… ¡hala, pa’ atrás como los cangrejos!

Como te dije alguna vez, amigo Iván, “Stultorum infinitus est numerus” (guiño).